La estrofa I nos introduce en el tema central: ese deseo de soledad, paz y sabiduría. Las tres estrofas siguientes reinciden en el menosprecio de los valores mundanos: el poder, la fama, la lisonja. Seguidamente, las cuatro siguientes nos muestran un elogio de la naturaleza y las incontables ventajas que tiene vivir en el campo en armonía, como contraposición a los inconvenientes del mundo, en concreto, de la vida en la ciudad.
Fray Luis nos describe a continuación ese estado ideal, pero no ya como un anhelo sino como una verdadera experiencia vivida. Esta descripción aparece en las estrofas 9, 10, 11 y 12. Después en las estrofas 13 y 14 nos muestra imágenes de dolor y miseria que se oponen a las anteriores de felicidad y armonía. Las últimas estrofas, vuelven a la serenidad. El poeta nos expresa un mundo deseado; pese a que quedan indicios del anterior desorden, lo que se expresa gráficamente con un violento encabalgamiento: “…miserable-mente…”
-Espero haberte ayudado, saludos.