Respuesta :

shadda
LÉELO TODO Y SACA LO QUE TE SIRVA

son anti-comunistas por: El comunismo es un sistema socialista decadente que, apoyándose en los instintos bestiales, selecciona los tecnócratas y aumenta su número. Los tecnócratas son la parte del desecho biológico que, a consecuencia de la degeneración moral y abusando de la propiedad estatal, extiende su poder a expensas de la comunidad. El error del comunismo radica en haber creído que la economía representaba el motor de la historia. Pues el motor es el hombre mismo, ya que la historia avanza según el impulso que él le da . Tan pronto como el hombre se reintegra a la naturaleza, la lucha de clases desaparece.
Y otra causa es porque el comunismo es internacionalista

Son anti-capitalistas por: Porque el capitalismo es un sistema que, apoyándose en los instintos egoístas, selecciona, a los plutócratas y aumenta su número, para desembocar en la anarquía legalizada. Los plutócratas son la parte del desecho biológico que, como resultado de la degeneración moral,y abusando de la propiedad privada, extienden su poder a expensas de la comunidad.
Tambien lo rechazan por el maquinismo que proponen, es decir, el desarrollo de las maquinas desde el único punto de vista de la productividad, sin ningún respeto por las condiciones de trabajo o de higiene, resultado de un desarrollo aberrante y desordenado de la técnica. La estandarización y la automatización mal comprendidas hacen del hombre un robot, esclavo de la máquina que debería estar a su servicio. El mito de la perfección de la máquina, proveedora de todas las felicidades, conduce a una verdadera asfixia mental, al fin de toda cultura verdadera y al aumento de la hez biológica.

En cuanto al anti-socialismo creo que estas equivocado ya que el fascismo como el nazismo, son socialismos nacionales..
¿Por qué el fascismo es socialismo? Por dos razones, principalmente:
Por una razón histórica, ya que las raíces de muchas de sus ramas ideológicas se encuentran en los socialistas del siglo XIX, en el socialismo teórico de Platón y en el socialismo práctico de Esparta.
Por una razón teórica, ya que el fascismo sigue las concepciones centrales de la doctrina socialista. Y no es marxismo porque ni estatifica los medios de producción ni suprime la libertad ni la propiedad privada.
Tal vez extrañará a muchos que el fascismo sea un partido de trabajadores y para los trabajadores, pero, en realidad, así es. Pero entiéndase bien que mientras los marxistas sólo reconocen la condición de trabajador al proletario, o sea al que vive de un salario eventual, el fascismo potencia el concepto y hace entrar en él a «todas las fuerzas de la producción» (así reza la Carta del Trabajo en Italia), sin excluir las profesiones liberales, «a todos los que ganan su pan por medio del trabajo espiritual o corporal sometidos a la servidumbre del interés del dinero», como proclaman las tesis programáticas del nacional-socialismo alemán. Su ideología es una exaltación del trabajo solidarizado y su recluta se ha hecho entre las capas sociales que se extienden como estratos desde el capitalismo hacia abajo, llegando hasta el mismo proletariado. Considera el trabajo como un deber y no admite las rentas fundadas en la simple posesión inactiva. Así lo proclama la tesis 11 del programa de Hitler. Y va tan lejos en lo relativo a las rentas del trabajo que llega hasta la determinación técnica y objetiva del salario justo, problema que tanto ha preocupado a todos los economistas. Entonces, se nos dirá, ¿si eso no es socialismo, qué es? Es verdad: el fascismo es socialismo y de pura cepa, socialismo que, como el vino viejo y guardado en la cueva silenciosa, con el tiempo crió aroma. Ello explica la competencia encarnizada de otros partidos comunistas y comunistoides.
Hay una situación prefascista en el país, es innegable; existe el fascismo; ataca el fascismo; lanza bombas el fascismo; ametralla el fascismo; dispara las pistolas el fascismo; habla desde los bancos de la contrarrevolución el fascismo; existe el fascismo, Y toma en este momento en España las posiciones que adopta el fascismo cuando nace en determinados países. El fascismo de Mussolini, primeramente, no era. un peligro para Giollitti; no era un peligro para socialistas ni comunistas; eran hordas terroristas: el fascismo asaltaba la gran campiña romana y hacía excursiones punitivas, pero no ponía en peligro la seguridad del Estado liberal. El fascismo italiano, en sus comienzos, estaba constituido por hordas terroristas que asaltaban los locales de los partidos socialistas y comunistas, pero aún no era un movimiento que pusiera en peligro la seguridad del Estado. El fascismo, a través del terrorismo, a través de la acción solapada y de la colaboración que le presta la gran burguesía, se prepara para una nueva entrada de los grandes bandoleros de la Historia, como los jefes de los movimientos fascistas italiano y alemán, que parecía que se encontraban completamente descartados, y, sin embargo, vimos más tarde que tomaban el Poder por mediación de golpes de Estado, favorecidos por la gran burguesía. Y ésta es una situación en la que nosotros podemos encontrarnos dentro de un año, de dos, o dentro de muy poco tiempo. Para destruir el fascismo no bastan medidas coercitivas, sino que hay que aplicar medidas políticas, y una medida política, principalmente, señores del Frente Popular, es que el Gobierno responde a la constitución de este Frente, que no haya contradicción en la constitución del Gobierno. Un Gobierno que respondiera actualmente a los deseos de las masas populares y, por tanto, a la realidad, debería estar integrado, no solamente por los partidos republicanos, sino por los partidos obreros, por los representantes del Frente Popular que crean en la política de este Frente Popular. Ese Gobierno, así formado, debería nacionalizar las tierras, los ferrocarriles, la gran industria, las minas, la banca y adoptar medidas progresivas, como las que ha adoptado en Francia Blum; ese Gobierno podría acabar con la amenaza fascista. De otro modo, dentro de dos meses veremos cómo la contrarrevolución es más intensa, y tal vez entonces sea ya tarde para contener los desmanes del fascismo, más peligroso de lo que tal vez nosotros nos lo figuramos desde estos escaños. El fascismo hoy es un peligro real en España, y hay que.acabar con él con medidas represivas y con medidas políticas,