Respuesta :

  Nuestra vida cotidiana está llena de imponderables, cosas que nos suceden sin que podamos predecir los resultados con exactitud. Por ejemplo, tras esparcir dulce sobre una rebanada de pan, ésta se nos puede caer de las manos. ¿Sabemos a ciencia cierta si a consecuencia de ello ensuciaremos el piso? Claramente no, pues nuestra experiencia nos indica que algunas veces el lado con dulce cae para abajo y otras para arriba. Cuando el referí de un partido revolea la moneda para determinar qué equipo hará el saque, ¿sabemos con seguridad a cuál le tocará hacerlo? La respuesta es "tampoco".         Estos son sólo dos de los innumerables ejemplos en los cuales el azar interviene. A los sucesos donde interviene el azar se los llama "aleatorios" o "probabilísticos". Diremos que hay una probabilidad que se caiga el pan y el dulce ensucie el piso. Hay una probabilidad que nuestro equipo gane el saque, pero (¡desgraciadamente!) no podemos tener la certeza de ello.         En la vida cotidiana son más frecuentes las situaciones que podemos atribuir al azar (eventos o sucesos aleatorios) que las que corresponden al acontecer previsible con exactitud. ¿De qué humor estará el profesor hoy? ¿Nos resfriaremos este invierno? ¿Quién ganará el campeonato? Hechos tan simples como los mencionados requieren ser interpretados con pensamiento probabilístico, el cual gira alrededor de las nociones azar e incertidumbre.         Al analizar cada uno de estos hechos aisladamente (por ejemplo, cómo llegó el profesor el lunes), nada se puede concluir. Sin embargo, si se toma un conjunto de cada uno de esos datos en número y forma apropiados (por ejemplo, cuántos y cuáles días el profesor llegó de mal humor), es posible prever con "cierto grado de certeza" qué es lo que posiblemente acontezca en el futuro que nos interesa.         Es decir, si bien nuestra vida no es completamente previsible, tampoco nos dejamos sorprender demasiado por estos imponderables y nuestra actitud es prevenirnos de ellos o de sus consecuencias. Si no queremos que el piso esté sucio a causa del dulce de leche, podemos tomar ciertas precauciones para que la rebanada de pan no caiga de nuestras manos y llegue al piso (por ejemplo prestando mucha atención a lo que hacemos, comiendo arriba de la mesa, etc.). Por otra parte, podemos prepararnos para que si la rebanada cae y ensucia el piso podamos limpiarlo (por ejemplo disponiendo de un trapo). En otras palabras, si bien nuestra vida no es completamente previsible (¡menos mal!), nos interesa y podemos encontrar la manera de mejorar nuestra situación respecto de ello. Una rama de las matemáticas se ha encargado de estudiar el problema y de desarrollar métodos que nos ayuden a tal fin: se trata del estudio de probabilidades, o "estadística".